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  • Foto del escritorLeticia R. Pavón

El silencio de Dios: susurro en el alma.


El silencio es a menudo el «lugar» en el que Dios nos espera: para que logremos escucharle a Él, en vez de escuchar el ruido de nuestra propia voz. “En el silencio, el susurro divino se capta con mayor claridad. No le temas a su silencio”.


Recordando los últimos días de Jesús en la tierra... nos hace reflexionar de uno de los días, donde humanamente solo escuchamos silencio. El día después de su crucifixión.

Dios se hizo oír el viernes. Arrancó las cortinas del templo, abrió las tumbas de los muertos, sacudió la tierra, bloqueó el sol, y sacrificó a su hijo. La tierra escuchó mucho de Dios ese viernes. Pero el día siguiente, permanece en silencio. Ese sábado fue silencioso humanamente, porque en lo espiritual grandes cosas estaban ocurriendo.


Recordando los últimos días de Jesús en la tierra… nos hace reflexionar de uno de los días, donde humanamente solo escuchamos silencio. El día después de su crucifixión.

Las conversaciones de estos días donde se conmemora la “Semana Santa” el viernes y domingo captan la atención. La crucifixión y la resurrección son el centro de nuestros pensamientos. Pero no hay que pasar por alto aquel sábado.

¿Sabía usted que nosotros tenemos nuestros días o “sábados silenciosos”?. Son aquellos entre el día de la lucha y la solución, el día entre la pregunta y la respuesta, entre la oración hecha y la respuesta a nuestra petición.


El silencio de ese momento de espera siempre nos atormenta. Y nos preguntamos ¿Estará enojado Dios conmigo?

Dios sabía que el cuerpo de Jesús estaba en la tumba aquel sábado, y muchos se preguntaban ¿por qué no hace algo? o en nuestro caso, Dios sabe que tu carrera está en picada, o tus finanzas andan por los suelos, o tu matrimonio está hecho un desastre. ¿Por qué Dios no actúa? Nos preguntamos ¿Qué se supone que debo hacer hasta que Él obre?


Debemos hacer lo que Jesús hizo. Quedarse quieto. Permanecer en silencio. Confiar en Dios. Jesús murió con esta convicción: “Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. (Hechos 2:27). Jesús sabía que Dios no lo dejaría solo en la tumba.

Nosotros necesitamos saber que Dios no nos dejará solos en nuestras luchas. Su silencio no es ausencia.. Los “sábados silenciosos” en nuestra vida tienen su propósito. Nos dejarán sentir toda la intensidad de la fuerza de Dios.


Si hoy es uno de esos días para ti, sé paciente. Dios, nuestro Padre Celestial estaba con Jesús en la cruz: esa es la clave para entender el silencio de Dios.

Hoy, Dios está contigo en tu momento difícil, en tu sábado de silencio, aprende a descansar en Él, y a amar esos silencios. Pronto verás el domingo qué tanto esperas.


Descansa en Él.

🙏🏼😇




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