Cuando se lee a primera vista y sin escudriñar el capítulo 13 del libro de Números, se podría interpretar que fue idea de Jehová enviar a los 12 espías a explorar la tierra que Él había prometido a los israelitas; como si Él no supiera todas las cosas y necesitara información extra para elaborar una estrategia de conquista.
Más cuando leemos lo que dice en el libro de Deuteronomio cap. 1, 19-33, se puede entender que la idea no venía ni de Jehová ni de Moisés, fue una idea del pueblo y mayormente de los líderes de una sección incrédula que solo vivía murmurando desde que Jehová los liberó de la esclavitud en Egipto.
Claramente debido a que el pueblo fue donde Moisés con esta propuesta, a él le pareció bien y consultó a Jehová, pero Dios que ya había escudriñado el corazón de éstos incrédulos, lo permitió para que su pecado saliera a la luz y se pudiera manifestar su incredulidad y su corazón no agradecido.
Por otro lado se debe resaltar la actitud valiente y fiel de Josué y Caleb, los cuales en ningún momento dudaron, sino que por el contrario creyeron y confiaron en el cuidado que Jehová les había mostrado desde la liberación en Egipto, creyendo en la promesa de conquista de la tierra prometida.
Ciertamente la valentía y fe en Jehová de Josué y Caleb tuvo como retribución que: •Josué fue nombrado el sucesor de Moisés para dirigir el pueblo hacia la tierra prometida.
•Caleb se le dió la mejor parte de esta tierra, la parte de Hebrón, por cuánto había sido valiente y fiel a Dios.
A los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. Ésto es a lo que conforme a su propósito son llamados.
La infidelidad de los diez espías incrédulos, dió lugar a la valentía, fe y fidelidad de dos guerreros que al contrario de sentirse como langostas ante los gigantes de aquella tierra; ellos se sintieron cómo gigantes y veían a los gigantes como langostas.
¡Dios te bendiga!
Luis Linares
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