Cuando Dios quiere hablarnos usará cualquier recurso o medio para expresarnos su voluntad, corregirnos o darnos una palabra de aliento.
En la Biblia podemos confirmar esto con la historia de Balaam; Dios tuvo que hablarle por medio de un asna para corregirlo. Num. 22:23
Otro ejemplo que podría citar es en la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. La multitud gritaba alabanzas para Jesús y algunos le dijeron haz que tu gente se calle, Jesús les respondió: "Les aseguro que si está gente calla, entonces las piedras clamarían" Luc 19:40
Una madrugada me encontraba en uno de los lugares más peligrosos y con más corrupción de Santo Domingo. Eran las 3:00 a.m. y habíamos ido a comprar drogas a un punto de venta. Allí conocí a un seguidor de satanás, de ésos que hacen ritos, se toman una botella de alcohol completa sin pausa y es como si se hubiera tomado un vaso de agua, luego se come la botella partida en trozos y nada le pasa.
¿Sabes que me dijo este señor después estar unos minutos en aquel lugar? Expresó lo siguiente: "Tu nombre está inscrito en el libro de la vida, pero te estás dejando dominar por el pecado" y agarró fuertemente mi mano. ¡Me dijo lo que nunca me habría imaginado, lo que no estaba esperando!
Cuando terminó de hablar sentí una tristeza en mi interior, que me compungía y que fue tan fuerte que tuve que dejar aquel lugar de inmediato sin importar lo que había gastado para comprar drogas.
Llegué a mi casa quebrantado por la corrección que Dios me hizo a través de alguien que no se suponía que me predicara. Es por eso que concluyo escribiendo: ¡Definitivamente las piedras hablan!
¡Dios les bendiga!
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